El artista extremeño Francisco de Pájaro se hace un hueco en el street art defendiendo no tanto que el Arte pueda ser hasta un conjunto de bolsas de basura, si no que el Arte en sí mismo es basura, para restarle importancia y bajar egos, tan propios de muchos artistas y creadores.
Este artista callejero tiene un sello único, con un punto de rebeldía, humor y crítica social en los entornos urbanos estériles, como en puntos de recogida de basura donde plasma su creatividad y obra, harto de pagar multas y sanciones por sus pintadas en las paredes urbanas decidió llevar su obra más allá, a un escenario fugaz, fuera de restricciones, como son los restos y basuras que desechamos a diario.