En un experimento «a ciegas» para una campaña publicitaria de una conocida crema hidratante de cuidado personal se citaron a varias mujeres para que a través de una descripción detallada de su físico le transmitieran a un dibujante forense, que tan sólo podía escucharlas, y no verlas, cómo se veían ellas y después les pidió a esas mismas que describieran a las otras mujeres, a quienes nunca antes habían visto.
Sorprendentemente los retratos, resultado de las descripciones hechas de sí mismas, a los retratos resultado de la descripción de personas ajenas y desconocidas probó de forma unánime que las mujeres nos vemos peor físicamente de cómo somos en realidad, en definitiva, las mujeres somos más bellas en realidad de cómo nos vemos nosotras mismas.
En las descripciones hechas por ellas mismas las siete mujeres del experimento se describían más tristes, mayores y con un peso superior que lo que en realidad percibían las personas extrañas que las describieron con posterioridad.
DESCRITA POR SI MISMA DESCRITA POR UNA PERSONA EXTRAÑA
DESCRITA POR SI MISMA DESCRITA POR UNA PERSONA EXTRAÑA
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DESCRITA POR SI MISMA DESCRITA POR UNA PERSONA EXTRAÑA
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